Las islas francesas de Guadalupe y Martinica tienen la apariencia de lugares turísticos idílicos y soleados, pero pocos visitantes saben que estas exuberantes islas tropicales sufren un problema de contaminación crónica.
La clordecona, un pesticida conocido como disruptor endocrino, ha sido rociado en las plantaciones de banano en las islas durante casi dos décadas, y hoy se han encontrado rastros de este en la sangre de la mayoría de los adultos locales.
El presidente francés, Emmanuel Macron, lo calificó de "escándalo ambiental" y declaró que el estado "debería asumir la responsabilidad". Visitó Martinica el año pasado y fue informado de una crisis de salud durante esta visita.
El Parlamento francés organizará una investigación pública, que sacará sus conclusiones en diciembre. "Vimos mucha ira y ansiedad en las Indias Occidentales, la población se siente abandonada por la república", dijo Justine Benin, diputada de Guadalupe, responsable del informe de investigación.
"Son personas resistentes, ya han sufrido huracanes, pero su confianza debe ser restaurada", dijo a la BBC.
Grandes áreas de suelo están contaminadas, así como ríos y aguas costeras. Las autoridades están tratando de evitar que el producto químico ingrese a la cadena alimentaria, pero esto es difícil porque la mayoría de los productos son producidos por pequeños agricultores, que a menudo venden sus productos en las carreteras.
En cuanto al agua potable, se considera segura porque los filtros de carbón se utilizan para eliminar contaminantes.