En el territorio de cuatro estados brasileños, se registró una pestilencia total de las abejas. Solo en el territorio de Rio Grande do Sul mataron a más de cuatrocientos millones de individuos.
Según Aldo Machado, quien es el primer jefe adjunto de la Asociación de Apicultores de la región, su propia colonia de abejas desapareció por completo en solo dos días, inmediatamente después de que el apicultor volviera su atención a los signos de una enfermedad desconocida en sus salas.
Tan pronto como las personas sanas comenzaron a eliminar las colmenas de los hermanos muertos, se infectaron de inmediato y pronto murieron, señala Machado.
Los expertos han descubierto que en Rio Grande do Sul la mayoría de las abejas murieron. Sin embargo, también se produjo una impresionante peste en Mato Grosso do Sul, donde cuarenta y cinco millones de abejas se convirtieron en víctimas de un ataque no identificado. En Santa Catarina, hay más de cincuenta millones de víctimas entre la población de abejas. Y en São Paulo: siete millones.
Los expertos investigaron rápidamente el biomaterial de las abejas muertas y concluyeron que los insectos murieron como resultado de la exposición a pesticidas neonicotinoides y fipronil, que son utilizados por los agricultores locales para proteger sus cultivos.
Cabe señalar que en Europa el uso de estas sustancias en el sector agrícola está estrictamente prohibido.